DIA 52

Hola, soy el Señor T. El sistema está mucho peor de lo que pensamos, de lo que pensais; y para eso estoy aquí, para sacaros de ese pozo de ignorancia al que vosotros llamais...bueno, no sabeis que estais metidos ahí, ese es el problema.
Concretamente hablo del sistema educativo. La ineptitud de la que tanto os he ablado, cada día me asombra más. La gente abandona (aparte de que sea obligatorio) ciegamente a sus hijos al sistema educativo español, tanto público como privado, sin darse cuenta de que es ahí donde reside gran parte del proceso de culturización. Y por culturización me refiero a la ineptitud. Es cierto que esta sería mucho mas grave si no recibiesen instruccion alguna, pero bueno, mejor estar informados. Simplemente hoy he confirmado algo que llevo años sospechando: La incompetencia del profesorado cada vez está mas acentuada y parece que no dejará de caer. Podeis pensar que eso ya lo sabiais, pero que vais a saber vosotros, ineptos.
Teóricamente el profesorado en general debe ser más sabio que el alumno, de ahí su titulo de maestro, y que a nivel....a cualquier nivel debe estar por encima del estudiante. Bien, pues hoy he comprobado que no es así. La persona que en teoria es profesora de Sociologia es incapaz, absolutamente incapaz de rebatir fallos en la explicación que le puntualizo, explicarme en qué me equivoco, e incluso de darme la razon (no argumenta por qué esta mal, simplemente no la tengo), para no quedar mal. Y un profesor que es incapaz de contestar a un alumno preguntas de un nivel en el cual el señor/a en cuestión deberia responder sobradamente, no es profesor.
Pero ese no es el verdadero problema. El verdadero problema reside en aquellas personas del centro, o del minstro de educación, que permiten que personas como estas tengan la responsabilidad de enseñar. Ahora la cuestión es: ¿Por qué pueden seguir impartiendo clases? ¿Quien demonios les deja hacerlo? ¿O es que todos son tan incompetentes que lo ven como algo normal?
Sea el motivo que sea, sólo quería dejar claro la carencia de preocupación por la enseñanza y que, como otras personas funcionarias del estado, los profesores piensan:
"para qué esforzarme, voy a cobrar igual al fin de mes".