Tras varios minutos sin decir nada, me levanté con pesadez. No tenía fuerzas ni para moverme. Cogería mis cosas y me marcharía de nuevo a la montaña. Olvidaría mi vida e intentaría comenzar otra nueva, alejado de todo aquello que me retuviese un minuto más en ese maldito lugar. Acaricié las cabezas de mis compañeros a modo de despedida y me alejé rápido hacia el coche.
Al llegar allí, alguien me esperaba apoyado en una de las puertas.
- ¿Tienes miedo? - preguntó desafiante.
- Sí. - contesté sinceramente. ¿Quién era?
- No lo suficiente.
Se acercó confiado, puso su mano sobre mi hombro y me miró fijamente a los ojos. Era un adulto, de unos treinta y pocos años, pero sus ojos eran profundos y denotaban el cansancio de alguien que nunca había vivido momentos de paz.
- Sé quién eres. Esto no ha terminado. Para ellos - señalando en un rápido movimiento con la mano al lugar por el que había venido - puede que sí. Pero para ti no.
- ¿Qué quieres? - susurré con un tono de tensión en mi voz.
- Tienes que acompañarme. Buscas Vendetta y yo también. No va a ser fácil...
- ¿Por qué debería confiar en ti?
- Porque no te queda a nadie más. Porque no tienes otra opción - habló con contundencia - Esto acaba de empezar. Bienvenido a la Comunidad del Anillo.
Neil
No hay comentarios:
Publicar un comentario