Sientes que no puedes respirar. No te lo quieres creer porque no debe ocurrir. No. No. Y, no. Te niegas a aceptar una tragedia inminente y la realidad del momento te abruma por completo.
Piensas en como ha pasado el tiempo. En como un día fuisteis felices. Sueñas con ese futuro que planeasteis juntos. Y ahora, sólo son recuerdos. Historias que estaban hechas para romperse, y que, al final, terminaron cediendo.
Miles de sentimientos se te acumulan en el pensamiento. Luchando por hacer daño. Y quieres escapar. Despertarte de esta pesadilla. Pero no es un mal sueño. Esto está ocurriendo. Aquí y ahora.
¿Qué será de mí? ¿Me recordará?
Hay tanto dolor, que es imposible pensar con claridad. No te encuentras bien y en este instante sólo te dejas llevar. Guiado por historias que no volverán, por sueños que te dicen adiós, por esperanzas de una vida juntos y por ese "no me falles" rompes a llorar, a gritar, a patalear. Tu "yo" más primitivo se apodera de ti, y no puedes huir.
Y es que cuando lo arriesgas todo. Cuando remas como el que más y luchas cada centímetro, perder no es una opción. Y sin embargo, ironías de la vida, perder echando el resto, es una buena forma de perder. O al menos, de que no duela tanto.
Y no sé qué me deparará la vida. Y sólo quiero llorar. Pensar que algún día las cosas cambiarán. Y volver a soñar.
Algún día miraré atrás y sonreiré, pase lo que pase, sonreiré. Porque lo bueno siempre pesa más que lo malo. Y, aunque no haya sido la mejor historia de amor del mundo. Es mi historia, y ha sido perfecta.
Y en cuanto a mí...
Estaré bien.
Neil
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