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Neil (108) Señor T (60) WeekendWars (37)

viernes, 20 de mayo de 2011

Últimos instantes.

El sonido del móvil me despierta a las tantas de la noche. Busco el teléfono. Escondido entre las sombras de mi habitación, bajo una montaña de fotografías, vibra. Pero es tarde. No me da tiempo a cogerlo. Miro quién era. Un nombre. Y con él, miles de sensaciones.

Observo fijamente la pantalla. Una mueca. Me muerdo el labio inferior y miro por la ventana. La ciudad duerme. Pero mis pensamientos no. Un movimiento fugaz a la pantalla del móvil y el deseo de que vuelva a llamar.

Sin sueño, salgo a la terraza a fumarme un cigarrillo. Miro al cielo estrellado. Una noche perfecta me cubre con su manto de gala.

La ciudad duerme. Todo está tranquilo. El silencio es siniestro. Y desde lo más profundo de mi alma reúno la fuerza suficiente para no seguir mirando. Abatido me dejo caer sobre la cama de nuevo.

Y un único pensamiento en forma de flecha acelera mi ritmo cardiaco.

Me altero lo suficiente como para empezar a sudar. Y a gritar, necesitaba gritar. Me pongo lo primero que encuentro refunfuñando. Me acerco al armario. El el útlimo cajón, al fondo, mi mano coge algo. Un tacto tan familiar y a la vez tan olvidado que me estremezco.

Durante dos segundos eterno la mantego en el aire, observándola con respeto. "Por ellos".

La majestuosa máscara vuelve a tapar mi rostro. Miles de sensaciones erizan el bello de mi piel. El puño cerrado, clavando las uñas en la palma de mi mano. Es rabia, es impotencia pero también añoranza.

Cierro la puerta de casa de un portazo al tiempo que abro la del portal.

Y ante mí: un mundo.

La misma sensación de grandeza. Las mismas ganas de destrucción.

Una última mirada al cielo. Ellos, estén donde estén de este jodido mundo, siguen conmigo.

Pero, a la vez, solo.

WeekendWars se enfrenta a la crisis más brutal jamás concebida por el grupo. Sin querer, el tiempo nos ha arrastrado a las puertas de nuestro destino. Evitarlo es imposible. Gobierna un temor generalizado. Negar la realidad no va con nosotros. Sabemos que existen dificultades, y que, a día de hoy, todo parece indicar que el fin esté cerca.

Cada rincón es especial. Porque sabemos que, tal vez, sea la última vez que disfrutemos de él. Y puede que, esta historia esté llegando al fin de sus días. Y que, tras dos grandísimos años, el ciclo de la vida nos separe. Estaremos juntos sí, pero sólo en alma.

Y sin embargo, un atisbo de luz ilumina nuestro futuro. Estamos ante la gran batalla. Y si algo nos caracteriza, es que juntos, y cómo habréis comprobado durante tantos posts, somos invencibles. INVENCIBLES.

Lucharemos de la única forma que sabemos: destruyendo y aniquilando cualquier resquicio de complicación. Y tal vez, algún día, lea este post y sonría acompañado de Señor T, Erre y Jota. Lo conseguimos.

Neil

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