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Neil (108) Señor T (60) WeekendWars (37)

miércoles, 26 de mayo de 2010

FIn del camino.

Empiezas el camino como un proyecto con grandes expactativas.
El primer paso es firme, decidido, poderoso. Mantienes la mente fría, "nada ni nadie acabará conmigo hasta que no llegue al final". A tu derecha y a tu izquierda no hay nada. Oscuridad espacial. Sólo un camino. Un camino accidentado, con un relieve sinuoso. Los primeros kilómetros son agradables. Ninguna molestia y un aire totalmente puro abonado a ti.

Pero siempre que hay posibilidades de caerte, te caes. Y llega el primer palo. La primera caída. Te levantas sonríendo, empezabas a necesitar algo de motivación, ya sabes eso de que la autodestrucción conlleva evolución.

Sin embargo, las comisuras de tus labios adquieren una nueva disposición. Una nueva caída.

Y entonces, toda tu ilusión, tus esperanzas, se derrumban.

Los meses comienzan a pasar lenta, muy lentamente. El dolor cada vez es mayor. El abatimiento, la apatía, síntomas de tu deterioro. Cada vez te es más difícil levantarte. Cada vez pasas más tiempo en el suelo tras una caída.

El peor mal de la aventura es tu guerra espiritual. Te sientes irrevocablemente solo. No escuchas ninguna voz de ánimo, de apoyo. Todo sigue oscuro. En cambio, la atmósfera está contaminada. Tu respiración se dificulta con cada esfuerzo en avanazar un centímetro más.

Y lloras.
Y te arrodillas.
Golpeas con violencia el terreno
rompiéndote los nudillos
y miras al cielo
buscando cobijo.
Pues te quieres morir.
Súbitamente.
Pero nadie te tiende la mano.
La decisión está tomada. Rendirse. A la mierda los sueños, a la mierda los objetivos. Esto es demasiado para ti.
Escuchas un ruido. Seguidamente unas gotas de lluvia mueren en tu cabello.
Un relámpago a varios metros por delante de ti, ilumina el camino. Y ves a tus seres queridos. Te están esperando. Es el fin del camino. No queda nada, pero debes llegar.
Un nuevo relámpago irrumpe, esta vez, en tu mente. Y te recuerda quién eres, por qué estás ahí. Un vendaval de recuerdos nublan tu mirada inundada de lágrimas y agua. Consigues verte a ti, 9 meses antes, preparado para enfrentarse al mayor reto de su vida. Una persona totalmente diferente a lo que el camino le había convertido. Has cambiado. La dificultad del trayecto te ha consumido como si fueras un simple cigarro.
Y ahora, por fin, consigues ver el final de todo.
Miras al frente, tomas aire. Te levantas. "Un paso más..."
RESISTIR ES VENCER.
Neil

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